Más nos vale ser críticos
8 de marzo de 2010.
Nadie puede negar el aumento casi indiscriminado que las clases económicas medias y altas de nuestro país, tienen hoy informaciones de todo tipo. Este aumento ha sido exponencial respecto de apenas la generación pasada, y todo parece indicar que así seguirá siendo. Basta observar la penetración cada vez más amplia del Internet y de los innumerables dispositivos que cada vez más personas usan.
A este panorama deberíamos añadir el carácter que todavía hoy tiene este acceso, me refiero a la prácticamente inexistente ausencia de controles. Ese acceso es cada vez más “libre”, es decir, más descontrolado. No hablaré aquí del recorrido que nos ha hecho llegar a este estado de cosas, que por otro lado significaría una valiosa oportunidad. Tan sólo quedémonos en los hechos. Los controles en internet son prácticamente inexistentes. Cuando uno dese acceder a un sitio restringido a mayores de edad, el único filtro posible es click en el botón que dice “acepto ser mayor de edad”. Tal vez, el mayor control sea cuando en el televisor familia, los padres bloquean ciertos programas y canales; sin embargo el nivel de restricción que esto representa en términos reales es prácticamente insignificante. La aplastante realidad es que los filtros de acceso a la información están dependiendo cada vez más de la libre decisión del usuario.
Por ello hago notar la urgencia que existe para que el sujeto tenga herramientas potentes para elegir bien. Dos me resultan particularmente importantes.
Primero el conocimiento de técnicas de análisis de contenidos, que nos permitan, como consumidores de información, ser críticos frente a aquello que consumimos. Por ejemplo, para poder distinguir los mensajes principales de los secundarios, para desentrañar las tendencias expresivas, es decir lo que dicha información está exponiendo como valioso, pobre, irrelevante, etc, para identificar el público al que se dirige dicha información, y así muchos aspectos esenciales más.
Segundo, una formación moral que nos permita no solamente ser críticos, sino actuar en consecuencia. Con mucho, este es un factor definitivo. En este caso nos referimos a mejorar nuestra capacidad de autoexigencia, a poseer una formación en el buen gusto, a ejercer un firme control del morbo, a comprender que exponernos a cierta información siempre tiene consecuencias.
Si renunciamos a acrecentar esta capacidad crítica, seguiremos siendo presas del poder, títeres de los medios y los mensajes, fieles vasallos de quien tiene el poder. Seguiremos estando alienados.
Agradecemos la participación de Pablo, realmente su artículo nos permite preguntarnos, ¿Qué información emitimos?.
ResponderEliminarGracias por tu aportación Pablo.
Coincido totalmente con Pablo, es un enorme reto educar a la sociedad para que se exija, a los medios y a sus líderes, mejores contenidos e integridad de información, desafortunadamente, no todos los mexicanos tienen los recursos para desarrollar su capacidad crítica. Qué gran desafío!!!, empecemos a idear la estrategia para que, al menos nosotros los privilegiados, consumamos información de calidad. Gracias por la aportación.
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